Tuesday, October 31, 2006

Día 13: Halloween at last!

Que no se diga que pasó el Halloween y yo no escribí nada.

Para mi mala suerte, me quitaron la máquina más de 4 hrs. en el trabajo y no pude preparar nada en sí, pero que quede constancia que sí traté de escribir algo.

Este no ha sido un Halloween muy feliz, porque no me ha ido precisamente bien, pero tampoco particularmente mal. Sea este tiempo de evaluar cómo nos ha ido para ver qué podemos cambiar.

Probablemente la Gran Calabaza no me visite este año, porque no he sido precisamente una buena niña, mas no he cometido tampoco las perversidades que he pensado.

Brujas, espectros, fantasmas, sed bienvenidos durante estos días de renovación.

Por cierto, me robaron una historia que tengo en la cabeza desde los 13 años en "El Laberinto del Fauno", pero mi reino no es subterráneo. Mi reino está en las estrellas.

Lloré como niño chiquito.

Monday, October 30, 2006

Día 12: Maravillosos Días de Otoño

El cielo está azul y sin nubes. Cuando te paras en el sol, te requemas, y cuando te paras en la sombra, te da frío. La temperatura por la mañana es la exacta para hacernos agradecer el contraste cuando pasas de la calle al abrazo cálido de la oficina o el hogar, y no me digan que no se siente rico. Obligan el atolito o el café en las mañanas que, ahora sí, ya tienen su color correcto a la hora correcta, al haber terminado el nefasto e idiota dizque “horario de verano”.

Los fines de semana, los tianguis huelen a mandarinas, chilacayotes y guayabas. Los puestos de dulces tradicionales desparraman abejas atraídas por la calabaza en tacha, y los niños hacen caras chistosas al embutirse las calaveras de azúcar de una sola vez en la boca. Todavía se encuentran algunos puestos que venden papalotes, hoy de plástico, antaño de papel de china. Ahora hay platitos de barro con comida “de mentiritas” para la ofrenda, y se mezclan las calaquitas de barro con “jack o’lanterns” plasticosos.

El cielo está azul y sin nubes, invitando a la nostalgia, cuando jugaba con mis primos en la casa de mi abuelo, allá en “Contreras” (la Del. Magdalena Contreras, pues), a ver quién volaba más alto su papalote, o a quién le duraba más la linterna de chilacayote con su vela adentro y su tan característico aroma. Cuando nos trepábamos como changos a la resbaladilla de 1 piso de altura del jardín a ver pasar, en el horizonte limpiado por los vientos, “el tren largo”, que tardaba 20 minutos en atravesar el tramo de vía que se divisaba desde casa de mi abuelo.

También es el otoño la temporada de los amaneceres rosados y violetas, y los crepúsculos violentamente naranjas y misteriosamente púrpuras, y también de la luna de Octubre, que siempre es la más hermosa.

Cuando yo era niña, el otoño era la época del regreso a clases, del Día de Muertos, del Día de la Raza y del Aniversario de la Revolución. Ahora, no parece sino un triste anticipo de la temporada navideña, donde tenemos el (dudoso) privilegio de ver, con casi 3 meses de anticipación, los decorados navideños que, aunque son muy bonitos, como que diluyen el hechizo y el placer del otoño, tiempo de brujas, de muertos y de magia.

Wednesday, October 25, 2006

Día 11: Las películas más terroríficas de la infancia.

Leer el blog de un cuate que habla sobre sus miedos infantiles me hizo recordar, con una sonrisa medio avergonzada, cuánto miedo me provocaron, incluso por años, ciertas películas que me tocó ver en mi tierna, hiperimaginativa y extremadamente impresionable infancia.

Es probable que muchos no recuerden muchas de estas películas. En ocasiones ni yo sé cómo se titulaban o quién actuaba, pero sí recuerdo claramente las largas noches insomnes y las caídas de la cama por las pesadillas, y recuerdo también aprender a lidiar con el miedo a lo desconocido. Cierto es que pasé muchos años aterrorizada por los fantasmas, pero también es cierto que aprendí a combatir el miedo.

Ahí va la lista:

El Ataúd del Vampiro, con Germán Robles. La ví cuando tenía como siete años, en la tele. La música espeluznante, la loca palidísima que salía ahí y los túneles secretos reforzaban la aterradora imagen del vampiro chupasangre. Por años dormí con las cobijas hechas taquito alrededor del cuello para protegerme de la mordida.

El Santo vs. Las Momias de Guanajuato. Méndiga película espantaniños. Aparte de la horrenda impresión de ver a la momia grandota caminar lenta y amenazadoramente con los brazos extendidos para ahorcar a su víctima, hay una escena donde el “second” de uno de los cuates del Santo despierta a media noche y ve a contra luz de la ventana la silueta de la momia antes de que la momia lo estrangule. ¡Ay, nanita! Cuando me cambié de casa, había un farol afuera de mi ventana y se veía igualito que en la película. No pude dormir por meses.

Furia de Titanes. De por sí la película era impresionante para su época, pero ver la cabeza de la estatua “convertirse” en carne, y el primer plano de este kraken que parecía hecho de piezas de armadura medieval, pasmaba del susto a cualquiera.

El Retorno del Jedi. En general la película era bien light, pero mi primera impresión de este personaje “Beeb Fortuna”, con sus asquerosos tentáculos en la cabeza y sus ojos rojos me hizo caer de la cama más de una vez.

El Exorcista. Esto es francamente ridículo pero, aunque nunca la ví de chica, por añísimos le tuve mucho miedo a esta película. Literalmente tuvieron que arrastrarme para ver la versión del director. Y ya cuando la ví, bah, no aguanta.

Poltergeist. Esta sí nunca he logrado verla completa, ni antaño ni hogaño. Aunque la historia es muy buena, la escena esa donde el bistec camina por la barra, se agusana y el tipo se arranca la cara frente al espejo ha excitado mis mejores pesadillas.

Más Negro que la Noche. Esta la ví cuando andaba por ahí de mis felices 14 o algo así. Fue la primera película de terror que pude ver completita y que le encontré el gusto, aunque por mucho tiempo le tuve miedo a los retratos que estaban en casa de una tía mía por esa película. Lo que no cambió fue mi amor a los gatos.

Y estas son las películas más terroríficas que recuerdo haber visto en la infancia. Seguramente ví más, pero las que más recuerdo son éstas. Y en algunos casos particulares, ciertas películas (como “El Aro” o la primera vez que ví “El Proyecto de la Bruja de Blair”) todavía me remiten a esa sensación de total y medroso desconcierto.

Ojalá todos recordáramos más seguido cómo nos sentíamos cuando éramos niños.

Tuesday, October 24, 2006

Día 10: Halloween

Parece haberse convertido en una tradición geek. Todos los geek bloggers de que tengo noticia publican (me revienta el anglicismo “postear”) una lista de películas que recomiendan para la temporada halloween-día de muertos.

Pero antes de enlistar mis películas favoritas, quiero comentar un comercial que recién ví en la tele, donde una calaverita de azúcar aplasta a un “jack-o-lantern” (calabaza de halloween) y proclama que “unas tradiciones tienen más peso que otras”. Esto es un gravísimo error cultural.

En nuestro país mestizo, todo tiende a mezclarse en una revoltura sin sabor ni color. Yo solía odiar el Halloween por tal razón hasta que, en una acalorada discusión familiar sobre las tradiciones locales vs. la cultura de la aldea global (para que vean qué clase de familia tengo), una de mis tías, que viaja muchísimo, me iluminó con un comentario muy acertado: en su opinión, Halloween es una celebración para los niños, mientras que el Día de Muertos, con sus raíces católicas más solemnes, es un poquito más de adultos y, por ende, un poco más aburrido para los chicos.

Y resulta que estoy totalmente de acuerdo con ella. Si lo analizamos objetivamente, la tradición mexicana, con sus visitas a los cementerios y las reuniones familiares para compartir la ofrenda, está más a cargo de los adultos que de los chicos, los cuales tienen que hacer gala de sus mejores modales (cuando los tienen, claro) para respetar el espíritu solemne de la ocasión. Por su parte, el Halloween es la ocasión que tienen los enanos de hacerse dueños de lo misterioso, lo aterrador y, como resultado, de sus miedos.

Por tanto, considero de capital importancia que continuemos educando biculturamente a nuestros pipiolos. Una cosa es el Halloween y otra el Día de Muertos; uno es norteamericano y el otro mexicano; los gringos piden “trick or treat”; los mexicanos piden “calaverita”. A los estadounidenses les gusta disfrazarse de fantasmas, brujas y calabazas; nosotros nos disfrazamos de monjes, “catrinas” y “chupacabras”. Los gringos comen dulces de maíz, nosotros calaveritas de azúcar. Y ambos festejos son muy bonitos, cada uno a su manera.

Y hablando de las maneras en que celebramos estas fechas, una de las mías es sentarme a ver, a lo largo de la última quincena de Octubre y la primera semana de Noviembre, una lista de películas que considero apropiadas para la temporada. No están en ningún orden específico, salvo una, y todas las veo porque tienen que ver algo con el misterio, lo sobrenatural o los monstruos.

-Shreck
-Batman (la de Tim Burton, por supuesto)
-Vampire Princess Miyu
-Grave of the Fireflies
-The Nightmare Before Christmas
-Sexto Sentido
-Ghost
-Van Helsing
-Hellboy
-The Crow (la única y auténtica de Brandon Lee. Esta es a fuerzas para el 30 o 31 de Octubre)
-Sleepy Hollow
-La Leyenda del Jinete Sin Cabeza (la de Disney. Es maravillosa)
-Una Noche en la Árida Montaña (Penúltimo segmento de “Fantasía”, de Disney)
-Piratas del Caribe, La Maldición del Perla Negra
-La Momia
-La Momia Regresa

De las cuales, llevo vistas cuatro hasta el momento, así que supongo que debo apresurarme. Espero que alguien más también las vea y las disfrute tanto como yo.

Monday, October 23, 2006

Día 9: you know you're hooked on House when...

Tengo 33 años y por primera vez me compré un yo-yo rojo y aprendí a jugarlo en 6 hrs. porque el Dr. House juega al yo-yo.

El Dr. Gregory House siempre busca mantener su mente ocupada en algo. Ya sean video juegos, pelotas o el yo-yo, trata de mantenerse activo. Su gran enemigo es el tedio intelectual. Y he de decir que el mío también. Muchos años cargué en mi mochila (siempre cargo mochila) un "tetris", de esos de 10 pesos, para poder entretenerme cuando no podía leer (porque siempre cargo material de lectura). Por lo mismo, casi no veo televisión, excepto unos pocos programas seleccionados, entre los que se encuentran "Psych", "Monk" y, por supuesto, "House, M.D."

Siempre me he considerado una persona muy cerebral y estoy orgullosa de ello. Y por ello se siente bonito tener un pretexto más para poder hacer en público todas las cosas "raras" que nos gusta hacer a los geeks. Vamos, si el común de los mortales imitan a las "Esposas Desesperadas", toman como ejemplo a la nefasta "La fea más bella" y se visten como los insufribles de "RBD", ¿por qué no imitar, entonces, a aquellos personajes que realmente nos dan buenos ejemplos?

Por supuesto, no me refiero al comportamiento obsesivo-compulsivo de Monk o a la conducta amarga de House (aunque yo en lo particular la encuentro maléficamente adorable), sino a los ejemplos de la satisfacción que produce el trabajo intelectual, ya que, para mí, ser más razonables (o sea, razonar mejor), es acercarnos al ideal del ser humano.

Y por eso, a los 33 años de edad, me compré un yo-yo y estoy aprendiendo a jugarlo, por el puro goce de aprender algo nuevo.

Friday, October 20, 2006

día 8: fumadores vs. no fumadores

Estoy francamente hasta la gorra de todas las personas que se quejan de los fumadores.


Dos ejemplos recientes (y resentidos): una compañera del trabajo que "para la trompa" y con la voz más chillona y desagradable clama por que "respeten a los no fumadores; no fumen en espacios cerrados"... ¡en una trinche oficina 'smoker friendly'!
Por otra parte, un primo de mi mareado, que se pasó 10 minutos de una conversación enumerando cuántas personas de su familia han muerto por el tabaco y haciendo hincapié en cuánto odia al tabaco, "como si fuera una persona, un asesino".



La neta, me cargan los "cuchillitos de palo". Estoy hasta la santa m***e de la gente que insiste en imponer su trinche punto de vista a producto de gallina con el pretexto del respeto a los derechos de los no fumadores. ¿Y que hay del respeto a los derechos de los fumadores?


Todos sabemos que el tabaco MATA. Sí, mata. Te quema los pulmones, provoca infartos, derrames cerebrales o muerte lenta por asfixia. YA LO SABEMOS. El tabaco es un trinche vicio caro, apestoso y sucio. YA LO SABEMOS. Los no fumadores se pueden morir por convivir con un fumador. YA LO SABEMOS. Todos los malditos fumadores del mundo lo sabemos, y hemos decidido seguir fumando.


Y ahora resulta que en ningún trinche lado se puede fumar. Vamos, yo respeto a los no fumadores. Estoy totalmente de acuerdo en que haya "espacios libres de humo de tabaco", pero estoy hasta el sombrero de que los espacios no se repartan equitativamente. ¡Ahora todos los malditos espacios públicos les pertenecen a los no fumadores! ¿Y qué? ¿Los fumadores ya no tenemos derechos o qué car***os? Hombre, si lo que quieren es que la gente no fume, ¡pues prohíban el tabaco, por el amor de Dios!


Y por lo mismo, le doy las más cumplidas gracias a mi querido jefecito, que les pinta cremitas en sus caritas a todos los no fumadores y mantiene una política de "fuma lo que quieras, donde quieras". Y al que no le guste, pues ya puede ir renunciando, ¿verdad?

Monday, October 16, 2006

Día 7: Ver el mundo como es

House (to Dr. Cuddy): You see the world as it is, and you see the world as it could be. What you don't see is what everybody else sees. The giant gaping chasm in between... You’re not happy unless things are just right. Which means two things. You’re a good boss. And you’ll never be happy.
(Humpty Dumpty, Season 2)


House (a la Dr. Cuddy): Tú ves el mundo como es, y también como podría ser. Lo que no ves es lo que el resto del mundo sí ve: el gigantesco abismo entre ambos... No eres feliz a menos que las cosas estén realmente bien. Lo que significa dos cosas: Eres una buena jefa... Y nunca serás feliz
(Humpty Dumpty, 2da. Temporada)


Esta frase del Dr. House me conmovió hasta las lágrimas, porque parecía que me hablaba directamente a mí en el momento justo. Es horrible saber lo que está mal, y saber cómo cambiarlo, y tener que oponerse a 5, 10 o 20 personas o 100 millones de ellas que insisten en seguir en el error.


Esto no significa que proclame poseer la Única Verdad verdadera. No, no. Esto significa únicamente que en este momento estoy viendo todos los días cómo la empresa para la que trabajo se va a la ch****da de a poquito todos los días porque nadie quiere renunciar a sus "privilegios" y esforzarse en hacer las cosas mejor, mientras que otros nos matamos tratando de hacer las cosas bien.


Lo más, más triste es que he tenido la oportunidad de comentar esta situación con uno de los dueños de la empresa y, cuando indiqué quiénes y en qué andan mal, se me quedó viendo con cara de que les tengo envidia o los quiero fregar. No se quiso dar cuenta de que en realidad lo que ando cuidando es mi pan.


Y eso pasa a todos los niveles: familiar, laboral, condominal, vecinal, delegacional, etc. Nadie quiere aceptar que estamos mal, y que el cambio que podría hacer mejores nuestras vidas no es un trabajo horrible, sino una evolución con el único propósito de hacer la vida más fácil y cómoda.


House tiene razón. No se puede ser feliz cuando sabes que el mundo podría ser mejor, pero nunca lo será.

Thursday, October 12, 2006

Día 6: ¿mamá yo?... ¡ni m***es!

El otro día me tocó ver en las noticias matutinas del canal once un reportaje en el cual se analizaban los motivos por los cuales las parejas modernas no tenían hijos.
El reportaje tuvo sus pros y contras, lo que me motivó a escribir esta entrada en particular.

Uno de los pros fue el tono neutral e informativo con el que se comenzó a manejar la nota, indicando las estadísticas de natalidad y entrevistando a algunas parejas sobre una base muy sencilla. Uno de los contras fue la clásica entrevista a la "abuelita sin nietos".

Una de las razones mencionadas era que las parejas prefieren gastarse su dinero en ellos mismos, saliendo a restaurantes, viajando, comprándose cosas, en vez de hacerse cuadritos la cabeza pensando en lo caro que cuesta educar y mantener a un niño: entre pañales, médicos y escuelas, sin incluir la universidad, te gastas la friolera de alrededor de un millón y medio de pesos .

Por el lado contrario, una de las declaraciones de la abuelita fué, simplemente, que las parejas modernas son "egoístas". Así nomás.

Algunas de las "razones" que he escuchado en pro de tener hijos son: "tener quién me entierre"; "para que no se me vaya el marido"; "porque ya es tiempo"; "para que no se me vaya el tren"; "pues porque hay que tenerlos, ¿no?"; "pos, ¿pa' quién trabajo, si no?"; "pues porque ya quiero ser papá", y un millón de p*****adas de ese calibre.

Por otra parte, las razones que han llamado mi atención a favor de no tener hijos son:"ya somos demasiados"; "¿para qué, si ya nos estamos acabando el mundo"; "en vez de producir uno más, ¿por qué no mejor adoptar un niño huérfano'"; "en México, tener hijos es dar esclavos al poder"; "si yo no me considero una buena persona, ¿cómo voy a pensar siquiera que podría ser un buen padre?"; etc.

O sea, como dijeron en una emisión de "Diálogos en Confianza", nadie tiene una verdadera buena razón para tener hijos. Los hijos fungen como herramientas para alcanzar ciertas metas psicológicas y, cuando estas son obtenidas, son descartados, ya sea por medio del abandono de hecho, el abandono psicológico, el descuido y/o el maltrato. Nadie realmente asume que la verdadera razón de reproducir la única especie "racional" en el planeta es para crear mejores seres humanos.

En resumen, lo que realmente quiero decir es que, en mi experiencia personal, la sola idea de tener un hijo (ni pensar en varios) me da náuseas, y me hace hervir la sangre que la gente asuma que, por mi condición de mujer (que para empezar yo no escogí), a fuerzas tendría que desear tener un hijo. Ni m****es. He visto la ch***a que es andar cargando el bodoque, cambiándole los trinches pañales apestosos, lidiando con los berrinches, mentando madres porque el mugre escuincle no quiere hacer la tarea, etc., namás porque de entrada los papás tenían caca en la cabeza y se aventaron a lo p****ejo a encargar pipiolos. ¿Y aún así insisten en que debemos tener hijos para complacer a los familiares? Neta que ya ni la friegan.

Monday, October 02, 2006

Día 5: lo que realmente odio de mi trabajo

Cierto es que debemos dar gracias en este país por tener chamba. Olvidémonos de un trabajo realmente apegado a la legislación vigente (eso ya es un sueño guajiro). En la mayoría de los casos, con saber de dónde vendrá el pan basta. Pero lo que realmente me carga es la injusticia aplicable a los individuos, particularmente a mí.


Si estoy tomando un trinche curso por instrucciones de la empresa, y mi break es de 15 minutos, ¿por qué todo el triste mundo me pide que atienda los asuntos de mi área en ese tiempo, si ya se asignó a una persona para que me cubra? El resto de los asistentes se fue muy contento por su café y sus galletas, y a mí, que me muerda un triste perro, porque parece que si yo no estoy a cargo, la maldita oficina se viene abajo. O qué, por mi posición ¿no tengo derecho a los mismos privilegios que los demás? ¿O los demás son más guajes que yo?


La mera neta, estoy hasta la gorra. No tengo palabras decentes para expresar mi frustración (y asumo que la de muchos individuos) cuando veo que todo el mundo hace lo que se le pega la gana menos yo.


Siendo absolutamente objetivos sobre las conductas laborales, especialmente en empresas pequeñas, las más de las veces las personas que gozan de ciertos privilegios debieron hacer algo para ganarlos, y no me importa si lo lograron por antigüedad o por darle las nalgas al jefe; eso es intrascendente. Lo que me priva es que no nos digan qué hay que hacer para obtener lo mismo. O sea, siquiera den chance, ¿no?


Y para acabar de rematar esta triste anécdota, sufro del síndrome del perfecto trabajador. Bueno, eso es algo que en México no se ve muy seguido, pero sucede así: tú llegas y checas tu tarjeta a tiempo, haces tu trabajo normal, regresas puntual de tu hora de comer... te aplicas, pues, porque ves que a tus compañeros les meten unas fertilizadas marca "llorarás" cuando la riegan ¿no? Entonces tu estás creando antencedentes pa' cuando la riegues, o cuando venga la próxima evaluación salarial, ¿cierto?


¿Y funciona? ¡PUES CLARO QUE NO! Siempre sucede que, si TÚ la riegas, te fertilizan PEOR que a los compañeros más inútiles. Entonces, ¿para qué esforzarse, no?


¡PUES TAMPOCO! Los perfectos trabajadores nos esforzamos por motivos más allá del salario o la empresa. Nos esforzamos porque somos como el Dr. House: hay que destacarse de la bola sea como sea. Si lo único que podemos hacer es tratar de ser mejores, pues lo hacemos y ya. Pero a veces hay que dejar salir la presión. Un par de mentadas de vez en cuando no hacen daño. Lo importante es no rajarse, así que ¡a darle!
M.M