Friday, September 29, 2006

Día 4: Food and the City

Mientras que en Europa los príncipes de la moda están tirándose de los pelos porque les están prohibiendo presentar modelos con una masa corporal menor a .18, en México estamos sufriendo una escalada en la obesidad.

He de confesar que yo pertenezco al grupo de las mal llamadas tallas extras, por lo cual todo el mundo se cree con derecho a sermonearme aduciendo que podría llevar una dieta más sana "si hiciera un esfuerzo".

O sea, ¿perdóóóóóóón? ¿Cómo espera el mundo que cualquiera lleve una vida más saludable en un país donde el trabajo es casi una esclavitud y yo me paso más de 12 horas diarias encadenada a mi escritorio? Y que conste que no estoy justificando el estar obeso, sino lo encanijadamente difícil que resulta cuidar el peso en una Ciudad como el malhadado pero bienamado Distrito Federal.

Seamos objetivos: más del 80% de la planta laboral en México trabaja más de las 8 hrs. establecidas en la ley del trabajo e invierte más de 1 hr. en transportarse a su lugar de trabajo, lo cual resulta en que muy poca gente pueda dedicarle dos horas a la estufa para poder cocinar y ponerse la lonchera. O sea, ¿a qué horas, maestro, si apenas tengo tiempo de conversar 20 min. al día con mi familia?
Aparte, más del 80% de los trabajadores gozan de apenas media hora para sentarse a comer, por lo cual deben zambutirse la comida en el gaznate lo más rápido que puedan, incrementando los málos hábitos. Ni siquiera te sabe lo que sea que te comes, ya no hablemos de comer despacio y masticar cuidadosamente cada bocado para registrar la sensación de saciedad. Y, pa' acabarla de amolar, no hay un solo triste lugar dónde conseguir una comida que merezca llamarse sana,.

Cuando te va bien, cerca de tu trabajo proliferan las fonduchas donde se ofrece "comida corrida", que generalmente consiste en sopa de pasta, arroz o espaguetti (¡oh, combinación mortal!) y algún guisado misterioso, que invariablemente están guisados, en la de buenas, con muchísimo aceite del más corriente y en la de malas, con manteca de cerdo. ¡Fúchila! Y aparte, como te cuesta entre 30 y 50 pesos la mentada comida, que las más de las veces ni siquiera incluye el agua (por no hablar del postre), pues terminas tragándotelo todo completito, pues tu dinerito te costó, ¿no?

Cuando te va mal, la cosa se pone complicadísima, como bien sabemos todos los pobres esclavos que laboramos en zonas como Reforma, Polanco, Bosques de las Lomas, Santa Fe, Interlomas, etc., porque ni de lástima encuentras quién te venda ni un taquito siquiera. O comida rápida de Mc'Donald's, Burger King, KFC, Sushi Roll, o nada. Así que te tienes que gastar mínimo 50 pesos (digan lo que digan, los menús chiquitos son una mentada de madre porque no te llenan ni las muelas), para cebarte diario con la chatarra más venenosa y engordapuercos que puede haber en el mercado.

¡Ah! Pero cuando te va peor, ni siquiera puedes salir a comer. Entonces tienes de dos sopas: o te aguantas con una Maruchan y unas papas fritas acompañadas de tu inconspicua coca light, o de planto te la chutas en blanco hasta llegar a casa a devorar como troglodita lo que se te ponga enfrente hasta la indigestión, que es lo que le sucede al 60% de las personas.

En conclusión, si uno realmente quiere estar delgado y sano, pos tiene que ch*****arle el fin de semana, pasándose tres horas pegado a la estufa y cargando pa' rriba y pa' bajo tu estorbosa lonchera con tuppers que se chorrean, para evitar comer cochinadas. Qué pena, ¿verdad?
Y todo esto empezó porque hoy no me dio tiempo de desayunar, y me tuve que chutar un triste café sin azúcar con unos espantosos "roles de canela bimbo", ya que no quise recurrir al socorrido tamal con atole o el coctel de fruta con miel, granola, chantillí y demás menjurges.
El horror en el desayuno = P
P.S.: Y aún así, agradezco a Dios haber tenido qué comer.

Tuesday, September 26, 2006

dia 3: por qué mi pais sigue jodido

Breve anécdota laboral: en mi trabajo se reciben a muchos clientes que vienen a ver los productos que vendemos. Se les ofrece agua, café, galletas y, para clientes muy importantes, bocadillos medio finolis. Se supone que el resto de mis queridísimos compañeritos de trabajo ( >=P ) ya sabe que NO deben comerse ni las galletas ni los bocadillos que ya se pusieron en la mesa de servicio. Les he dicho un millón de veces que si quieren galletas o bocadillos, con mucho gusto se los regalo, tantos como gusten, siempre y cuando no desbaraten el arreglo con que se sirven, porque entonces la jodida y la regañada soy yo. Y, como ya se habrán imaginado, siguen robándoselos.

Por eso México no prospera. Seguimos teniendo a mucha honra (sangre de conquistador, al fin y al cabo) obtener beneficios por medio del saqueo. Se alaba y se admira al que obtiene el éxito a través de la transa y la mentira. Ensalzamos, secreta o públicamente, al que se ha encumbrado sobre una montaña de cráneos ensangrentados.

Y lo dramático no es el choro mareador que me acabo de aventar. Lo dramático es que no aceptamos que, si aplica desde el individuo más común (mis "colaboradores", para empezar), hombre, pues no debería sorprendernos ni tantito lo que hacen los políticos.

Y no se los dejo de tarea. Nomás quería sacármelo del buche.
M.M.

Monday, September 25, 2006

Día 2: ¿por qué me pasa lo que me pasa?

Todos hemos oído por lo menos una vez a amigos, colega y/o familiares quejarse de que la vida o las circunstancias están en su contra. "Es que mis hijos no me respetan", "es que tal o cual colaborador me tiene ojeriza", "es que los vecinos no me dejan dormir", etc.

Y nosotros tratamos de ponernos de su lado, proporcionar apoyo moral y hasta económico, aconsejar, sugerir, consolar, con la inútil esperanza de que lo que hagamos o les digamos les ayudará a mejorar y nos librará de escuchar sus constantes lamentos.

¿Y pos qué creen? Que eso no les va a ayudar ni a ustedes ni a ellos, porque en realidad no estamos resolviendo el problema.

El problema es que nos pasamos tanto tiempo lamentándonos por lo mal que nos trata la vida que no nos queda tiempo para ponerle un rotundo hasta aquí a lo que nos sucede (como comenté anteriormente, esto tiene que ver con asumir la parte correspondiente de la responsabilidad individual). Un ejemplo muy claro es un compañero del trabajo (utilizo el neutral "compañero" para proteger su identidad) que se lamenta de su situación familiar, donde sus hijos le mangonean, desobedecen y hacen lo que se les pega la gana.

La solución en realidad es muy fácil; si no trabajan, ni estudian, hay que levantarles la canasta: cortarles el dinero y la tele, mantener el refrigerador lo más vacío posible y verán como el hambre les aguza el ingenio y la laboriosidad.

Pero ahí viene lo bueno: ESTA SOLUCIÓN NO ES INSTANTÁNEA. Todas las soluciones radicales requieren VOLUNTAD, TIEMPO y CONSTANCIA. No es fácil sacarse temporalmente el corazón para dejar de ser blandos con los hijos; no se renuncia a la ira explosiva de la noche a la mañana; uno no deja de ruborizarse de vergüenza nomás porque uno quiere. HAY QUE SEGUIR EL CAMINO DE LA VERDADERA VOLUNTAD. Esto es, voy a hacer TODO LO QUE SEA NECESARIO para conseguir el cambio que quiero.

No, pos qué fácil, ¿verdá? NO. No es nada fácil. En lo personal, llevo 15 años cultivando el estilo y todavía no me sale como yo quiero. Todavía me cuesta mucho trabajo no prenderme como cerillo cuando alguien me hace un comentario ofensivo; me retuerzo del coraje cada vez que alguien me habla tantito golpeado... y miles de etcéteras. Pero ya tengo conciencia de ello, que es un avance.

En conclusión, nos pasa lo que nos pasa porque nosotros permitimos que nos pase y, aún cuando creemos que nos sacamos el tigre de la rifa sin haber comprado boleto, no hacemos realmente nada por resolverlo. Si me saqué el tigre de la rifa, hombre, pues siquiera unos filetitos de tigre y una zalea para la sala, pa' no tener que mantenerlo, ¿no?

Y si me acaban de hacer enojar, pos tengo dos problemas: hacer mi berrinchote, y calmarme pa' poder seguir trabajando en paz, so pena de meter la patota más tarde.

M.M

Sunday, September 24, 2006

DIA 1: por qué tomamos ciertas decisiones

Este es el texto inaugural de mi blog. No se me da muy seguido el escribir, a pesar de que tengo publicadas algunas historias cortas y algunos artículos en la red. En realidad, ni siquiera me había interesado mucho esto de hacer públicas las ideas que se me vayan ocurriendo, y por ello el título de este texto.

Como antecedente del título, vale la pena resaltar que detesto que el mundo asuma que tomo decisiones influenciada por otras personas. Por alguna extraña razón que aún no he logrado dilucidar, la gente a mi alrededor tiende a creer que soy una especie de borreguito al cual pueden empujar en la dirección que deseen, lo cual es rotundamente FALSO. Yo tomo mis decisiones por mis propias razones y no tengo por qué dar explicaciones. Sin embargo, también me gusta explorar cosas nuevas, y la mayor parte de las buenas ideas que merecen la molestia de ser experimentadas, auque sea por una vez, provienen de conversaciones con personas inteligentes que han experimentado algunas de esas cosas, como ésta, comentada en reciente reunión familiar por el hermano de mi compañero. Y me dije, "¿por qué no? Si no funciona, no se pierde nada". Lo cual me lleva a desarrollar la reflexión origen del título: el 90% de las personas no tienen ni la más remota idea de por qué toma las decisiones en su vida, si es que realmente llegan a percatarse de que están tomando una decisión.

Quiero aclarar, antes de continuar, que, aunque la neta es que no pretendo pasar por aquí sermoneando a la gente, sí deseo aprovechar el espacio para gritar a los cuatro vientos aquello que no se enseña en las escuelas y que podría hacer la vida en general más fácil, aunque nomás sea para liberar la presión de la olla express del intelecto.

Es por eso que afirmo categóricamente que las decisiones que tomamos y sus resultados son únicamente nuestra responsabilidad. Incluso cuando creemos que otras personas se meten con nuestras vidas y deciden por nosotros , tal decisión de permitirlo es toda nuestra.

Lo realmente triste sobre esto es que muy pocas personas están dispuestas a asumir esta situación (Tómese nota que no dije: "verdad", "hecho" o "realidad", porque mi neta es mi neta y no "LA NETA"), lo cual, desde mi muy particular y parcial punto de vista, ocurre porque nos resulta difícil asumir la total responsabilidad que implica el vivir nuestras vidas. Nos resulta mucho menos desgastante emocionalmente responsabilizar a Dios, la familia, el trabajo, la estupidez de la gente (que ya lo dijeron los de "Les Luthiers", que los pendejos no dan miedo por pendejos, sino por su número), la situación económica, etc., que aceptar que TODO lo que nos pasa es, en mayor o menor medida, nuestra responsabilidad.

Ejemplos claros para ilustrar este punto tengo miles en mi anecdotario, y tal vez sean materia para otro texto. Por el momento, concluyo afirmando que me inscribí aquí únicamente con el fin de explorar una idea interesante, sin ningún ánimo de polemizar con nadie y porque ya me da flojera llevar un diario escrito a mano sabiendo mecanografía.

Y también porque me da un buen montón de curiosidad averigüar si algún desconocido las encontrará suficientemente interesantes como para invertir su valioso tiempo leyéndolas.
M.M.